Leemos sobre hombres de Dios como Abraham, Moisés, Elías o el apóstol Pablo, examinamos sus vidas viendo lo fiel que todos ellos fueron a Dios. Y en vez de que esto sea una motivación para saber que así como ellos nunca desmayaron nosotros también podemos, más bien, lo tomamos por el lado de que ellos lo lograron porque fueron autores bíblicos. Por favor, no caigamos en ese profundo error, el mismo Dios que estuvo con ellos también está con nosotros.
Quizá nuestra terrible naturaleza humana es la que nos lleva a tener ese fragilidad mental y hace que se nos olviden esas otras. Ejemplo, la Biblia dice de Elías que este estaba sujeto a pasiones como nosotros (Santiago 5:17). Siendo Moisés el hombre más manso de la tierra (Números 12:3-9) no entró a la tierra prometida por un error humano (Números 2o). Pero no pasa nada, quizá es bueno que sepamos que no lo podamos lograr por nuestra propia fuerza y aprovechando eso es bueno que sepamos que no estamos solos, que hay alguien que prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mateo 28:20).
Quiero recordarte algo que quizá ya sepas, y es que Jesús nos dice que su yugo es fácil y ligera su carga (Mateo 11:30). No te pienses que la vida cristiana es algo imposible de vivir, aunque sí lo es, pero solo si no confías en Jesús. No es momento de mirar atrás como la mujer de Lot, sino mirar siempre adelante poniendo la vista en nuestro Señor, el cual venció en la cruz y nos ha dado una salvación a un alto precio. Te animo a que pongas toda tu esperanza en Jesús, no en tu propio brazo.