Es muy común que hayan creyentes que se olviden de esta parte tan vital del cristiano: “La oración”. La Biblia nos habla bastante de esta poderosa herramienta, pero cuidado, tampoco es una barita mágica donde todos tus caprichos son concedidos. Recordemos que Santiago reprendió esa actitud : “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” (Santiago4:4). Teniendo esto en mente, veamos la oración de David en el Salmo 5, examinémoslo un poco y al final terminemos con una oración. Si no estás orando lo suficiente, esto puede ser un impulso para encender tu tiempo de oración.
David dice en el Salmo 5:
1 Escucha, oh SEÑOR, mis palabras; considera mi suspiro. 2 Atiende a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, porque a ti oraré. 3 Oh SEÑOR, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré ante ti y esperaré. 4 Porque tú no eres un Dios que se complace en la perversidad; la maldad no habitará junto a ti. 5 Los arrogantes no se presentarán ante tus ojos; aborreces a los que obran iniquidad.
6 Destruirás a los que hablan mentira; al hombre sanguinario y engañador abomina el SEÑOR. 7 Pero yo, por la abundancia de tu gracia, entraré en tu casa y en tu temor me postraré hacia tu santo templo. 8 Guíame, oh SEÑOR, en tu justicia a causa de mis enemigos. Endereza tu camino delante de mí. 9 Porque no hay sinceridad en su boca; sus entrañas están llenas de destrucción. Su garganta es un sepulcro abierto, y con su lengua hablan lisonjas.
10 Decláralos culpables, oh Dios; caigan por sus propios consejos. Échalos por la multitud de sus rebeliones, porque se rebelaron contra ti. 11 Se alegrarán todos los que confían en ti; para siempre gritarán de júbilo, pues tú los proteges. Los que aman tu nombre se regocijarán en ti, 12 porque tú, oh SEÑOR, bendecirás al justo; como un escudo lo rodearás con tu favor.
La oración correcta:
David clamaba a Dios con mucha reverencia y ruego, teniendo en claro que no era merecedor de nada, que si pedía algo lo tenía que hacer con respeto. Considera eso, Dios no es un cualquiera, acércate a Él con confianza, pero recuerda que estás ante un Rey. También acércate a Él con fe, sabiendo que en ese instante te está escuchando. Nuestro Dios no está ta ocupado como para no interesarse en nosotros. Créelo!
“De mañana me presentaré ante ti y esperaré”. Presenta todo tu día delante De Dios, deja de confiar en tu propia fuerza, el Señor es poderoso para guardarte durante todo el día, poderoso para obrar en tus desiciones y en las cosas que Él quiere para ti. David finaliza diciendo que los que confían en Dios siempre gritaran con júbilo porque el Señor les protege. Así que comienza esta mañana dando gracias a Dios por sus misericordias:
Oración:
Señor, me dirijo ante ti reconociendo que eres Todopoderoso, que escuchas mis palabras justamente en este momento y te doy gracias, porque se que no soy digno de que me escuches, pero tú, en tu misericordia y deidad me escuchas y te doy gloria por eso.
Señor, al empezar mi día lo que más puedo hacer es ponerlo delante de ti, tu conoces las adversidades, mis problemas, mis tristezas, y no escapan de tu vista aquellas cosas que me tientan; solo tu fortaleza me puede ayudar a salir victorioso de todo esto que tengo que enfrentar en el día a día.
Gracias por Jesucristo, porque me salvaste en esa cruz y por eso hoy puedo clamar libremente ante el trono de la gracia. Gracias por tu Espíritu Santo, ya que lo haz puesto en mi para vencer toda adversidad.
Señor, que este sea un buen día. Protege a mis familiares, salva a los perdidos. Que tu evangelio sea proclamado en todo el mundo y guarda a tu gloriosa iglesia. Amén!.
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