Escribir sobre decadencia en el púlpito puede parecer paradójico, pues, tenemos cada vez más predicadores, más congregaciones, y esto es fácil de ver cuando pasas por una calle y en una misma cuadra hay dos o tres iglesias. No tengo un número exacto de cuántos templos hay en nuestra ciudad, solo sé que son muchos, pero, ¿por qué la escasez de hombres fieles a la Biblia si hay tantas templos? ¿Ves que parece contradictorio?.
Es momento de que examinemos sobre cuál base están siendo edificadas nuestras congregaciones, nuestras prédicas y toda la vida eclesiástica. Me parece que hemos perdido el norte sobre cuál debe ser la realidad en el púlpito y por eso estamos en una decadencia, en un declive constante y puede que seamos tan soberbios que no lo podamos ver.
¿Será que el mensaje del evangelio con el paso del tiempo ha dejado de ser interesante? ¿Será que hemos encontrado otra fuente que satisface más nuestro deseo a la hora de exponer en los púlpitos? Muchas veces escucho mensajes sobre todo menos de Cristo, ¿cuándo comenzó a suceder eso? La historia puede responder nuestra interrogante, esto comenzó cuando fundamos otra religión sobre la “Biblia”, olvidándonos que es la profecía más segura (2 Pedro 1:19-21). Entonces, puede que tengamos una Biblia, incluso, puede que profesos a Jesús en los púlpitos, pero no lo suficiente, ya que hay otras cosas que al parecer son más interesantes.
Agustín de Hipona dice algo desafiante sobre la razón: “La razón no se sometería nunca, si no se juzgase que hay ocasiones en que debe someterse”. En nuestro dilema, ¿acaso no deberíamos someter la razón a juicio y ver que nuestra realidad en los púlpitos es triste?
Si tan solo en todos estos púlpitos se predicase a Cristo en todo su esplendor, si tan solo se expusiera el Evangelio en todo su poder y fuerza, ¿cuán distinto sería todo? ¡Que Dios nos ayude!