6:00 am, tomo mi Biblia en mano como de costumbre (a veces fallo) voy a mi libro matutino: Job. Lo estoy repasando, pues, ya lo había leído antes, y me doy cuenta que la Palabra de Dios nos enseña cosas nuevas cada día, no que la enseñanza cambia, sino que hay cosas que nuestro limitado conocimiento antes no comprendía, pero si mantenemos ese sentido de “leer de nuevo”, entonces comprendemos esas cosas que antes no.
Capítulo 14 de Job nos habla de la brevedad de la vida, de como un árbol puede retoñar nuevamente, en cambio, el hombre es como el viento o como el agua cuando se seca. Que bueno es cuando comprendemos que somos seres insignificantes, que nuestra vida es efímera y que todos nuestros pasos están contados. Pero, en medio de todas estas palabras del sufrido y justo Job, hay algo que me atrapó, él dice:
¿Quién hará limpio a lo inmundo? Nadie. (Job 14:4)
Es posible que tú que estas leyendo esta reflexión hayas leído sobre el sufrimiento de Job, de como perdió lo más preciado en a penas un momento. Recordamos la icónica frase de su propia mujer: “Maldice a tu Dios y muérete” (Job 2:9. Ah, pero no se queda ahí, sus amigos también se unieron al ataque, aludiendo que este estaba recibiendo tanto mal por su pecado. En el capítulo 13 Job defiende su integridad delante de sus amigos, pero en este siguiente capítulo se considera así mismo como “inmundo”.
En palabras llanas, Job delante de los hombres se consideraba integro, pero delante de Dios ya estamos hablando de otra cosa y Job lo sabía. Esto me hace recordar un sermón donde Paul Washer preguntaba: ¿Cuál es la diferencia entre un gusano y Dios o un ángel y Dios? Bueno, ninguno de los dos está ni cerca de la santidad de Dios.
Charles Spurgeon, comentado sobre este texto de Job alude a que aquellas personas que son piadosas, son las que se verán mucho más lejos de ser completamente piadosos, ya que nunca verán como suficientes sus obras delante de un Dios que es tres veces Santo.
En definitiva, busquemos cada día ser más como Jesucristo, aunque esto se torne difícil y aunque al final sepamos que estamos completamente lejos de lograrlo.
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